lunes, 16 de abril de 2007

Pintar y matar…bacterias



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Como modernos alquimistas, Carlos Alberto Moina -doctor en química y veterano del Instituto de Tecnología Industrial (INTI), donde trabaja desde hace 28 años- y su grupo de investigación del Centro de Procesos Superficiales acaban de metamorfosear un látex común en un recubrimiento capaz de aniquilar bacterias.
La pintura, que en las pruebas preliminares mostró una efectividad del 99,5% contra las gram positivas y negativas, combina alrededor de 30 componentes, entre los que se incluyen agentes bactericidas y pigmentos modificados con metales monovalentes. Todo, dispuesto en una formulación que resulta inocua para el ser humano, pero letal para las colonias de estos microorganismos, por lo que podría ser útil para hospitales, salas de terapia intermedia o ámbitos en los que la asepsia es primordial.

Hasta hoy existían distintos preparados que cumplían parcialmente con la función de establecer una barrera para el desarrollo de colonias de bacterias, pero con alto costo o poca durabilidad.

Algunas pinturas son microencapsuladas; tienen mucho material, lo que las hace más caras. Otras tienen compuestos que se degradan con el tiempo y producen un efecto de acostumbramiento, en este caso se modificaron pigmentos mediante una técnica que desarrollaron en el INTI.

Los investigadores trabajaron con sustancias que atacan los aminoácidos que les permiten crecer a las bacterias y luego agregaron estas partículas a un látex de formulación estándar. El resultado es una pintura "de amplio espectro.

Se utilizó un proceso electroquímico, electrodeposición sin pasaje de corriente, que pusieron a punto en el laboratorio, y emplearon materiales habituales en medicina; por ejemplo, en apósitos para quemaduras graves, el compuesto también se podría aplicar a pinturas en polvo.

Para asegurarse de los efectos de la formulación, los investigadores duplicaron los estudios biológicos de control, que se realizaron tanto en la cátedra de Microbiología de la Facultad de Farmacia y Bioquímica, como en el propio INTI.

En estos momentos, se está tramitando la patente y finalizando los estudios bacteriológicos. Luego vendrá el proceso de optimización y se espera que para mediados de año ya se pueda transferir a la industria privada. En ese caso, la compañía que adquiera la licencia del patentamiento podrá comenzar a pagarla cuando empiece a obtener beneficios.

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