La universidad británica de Portsmouth acaba de anunciar la creación de ruedas inteligentes gracias a la denominada “inteligencia artificial” (IA), ciencia que se encarga de desarrollar programas para máquinas que les permitan imitar el comportamiento y la inteligencia humana.
Se trata de un proyecto del Knowledge Transfer Partnership (KTP) del Ministerio de Comercio e Industria británico, que trabaja en colaboración con la empresa PML Flightlink, con sede en Hampshire. La universidad de Portsmouth colabora aportando los sistemas de IA necesarios.
Las ruedas están destinadas a un prototipo de coche eléctrico ecológico y van equipadas con microordenadores capaces de realizar 4.000 cálculos por segundo y de comunicarse unos con otros.
Gracias a estos microordenadores, las ruedas son capaces de aprender y "pensar" a medida que avanzan en la conducción, realizando cálculos y ajustes acordes con la velocidad de viaje y las condiciones de la carretera.
La mecánica fundamental de las ruedas tradicionales ha sido así sustituida por vez primera por inteligencia artificial en un vehículo motor, y podría alcanzar un control más ajustado del vehículo y una mayor seguridad en viaje, aseguran los especialistas. David Brown, del Institute of Industrial Research de la universidad de Portsmouth, afirma que el equipo de ingenieros que trabaja en este proyecto ha conseguido “reinventar la rueda”, en contra de toda creencia tradicional. Según él: “hemos tomado la rueda, le hemos instalado el cerebro y la habilidad de pensar y aprender. Esto supone un avance inmenso”.
Gracias a la Inteligencia Artificial, los científicos han conseguido así controlar los sistemas de suspensión y dirección enseñándolos a adaptarse a las curvas de la carretera, los baches y otros riesgos potenciales, para compensarlos ajustando las reacciones del coche.
La información es retenida por la memoria informática, y se reutiliza cada vez que el vehículo se enfrenta a condiciones ya registradas por los ordenadores. Por tanto, el coche aprende a medida que hace sus recorridos, y adapta su funcionamiento en función de lo que aprende.
La suspensión tradicional en los automóviles posibilita el control de los coches a pesar de las irregularidades del terreno, cuyo efecto dinámico puede resultar peligroso. Estos sistemas de suspensión actúan entre el chasis y las ruedas, que son las que reciben de forma directa las irregularidades del terreno por el que se circula.
Según Brown, estos sistemas implican a menudo la necesidad de que los conductores reduzcan la velocidad del vehículo. En cambio, el control mediante tracción y suspensión electrónicas que posibilitan las ruedas inteligentes, se opondría a este tipo de irregularidades contrarrestando automáticamente el efecto del obstáculo, sin que el conductor se dé cuenta: el coche podrá ir más rápido pero será más seguro.
La compañía PML Flightlink diseña motores electrónicos y su prototipo de vehículo electrónico (EV) ha sido ya mostrado en ferias internacionales del motor. Fabricado a partir de un Mini, cada una de sus ruedas inteligentes posee un “hub motor” (motor en el centro de la rueda) electrónico con una potencia efectiva de 160 caballos de vapor.
Esta potencia, combinada con 640 caballos de vapor de potencia del vehículo, permite pasar de 0 a 96,5 kilómetros por hora en 4,5 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 240 kilómetros por hora.
Un pequeño motor de gasolina de 250 centímetros cúbicos carga la batería del coche cunado es conducido. De esta forma, el vehículo puede recorrer más de 1.400 kilómetros sin repostar, mientras que sólo con el motor eléctrico aguanta 320 kilómetros.
La inteligencia artificial no es un sector únicamente reservado a los coches: también se aplica en otras áreas, como en el control de sistemas, planificación automática, reconocimiento de escritura y habla e, incluso, en economía, medicina o videojuegos.
Tendencias TecnológicasSe trata de un proyecto del Knowledge Transfer Partnership (KTP) del Ministerio de Comercio e Industria británico, que trabaja en colaboración con la empresa PML Flightlink, con sede en Hampshire. La universidad de Portsmouth colabora aportando los sistemas de IA necesarios.
Las ruedas están destinadas a un prototipo de coche eléctrico ecológico y van equipadas con microordenadores capaces de realizar 4.000 cálculos por segundo y de comunicarse unos con otros.
Gracias a estos microordenadores, las ruedas son capaces de aprender y "pensar" a medida que avanzan en la conducción, realizando cálculos y ajustes acordes con la velocidad de viaje y las condiciones de la carretera.
La mecánica fundamental de las ruedas tradicionales ha sido así sustituida por vez primera por inteligencia artificial en un vehículo motor, y podría alcanzar un control más ajustado del vehículo y una mayor seguridad en viaje, aseguran los especialistas. David Brown, del Institute of Industrial Research de la universidad de Portsmouth, afirma que el equipo de ingenieros que trabaja en este proyecto ha conseguido “reinventar la rueda”, en contra de toda creencia tradicional. Según él: “hemos tomado la rueda, le hemos instalado el cerebro y la habilidad de pensar y aprender. Esto supone un avance inmenso”.
Gracias a la Inteligencia Artificial, los científicos han conseguido así controlar los sistemas de suspensión y dirección enseñándolos a adaptarse a las curvas de la carretera, los baches y otros riesgos potenciales, para compensarlos ajustando las reacciones del coche.
La información es retenida por la memoria informática, y se reutiliza cada vez que el vehículo se enfrenta a condiciones ya registradas por los ordenadores. Por tanto, el coche aprende a medida que hace sus recorridos, y adapta su funcionamiento en función de lo que aprende.
La suspensión tradicional en los automóviles posibilita el control de los coches a pesar de las irregularidades del terreno, cuyo efecto dinámico puede resultar peligroso. Estos sistemas de suspensión actúan entre el chasis y las ruedas, que son las que reciben de forma directa las irregularidades del terreno por el que se circula.
Según Brown, estos sistemas implican a menudo la necesidad de que los conductores reduzcan la velocidad del vehículo. En cambio, el control mediante tracción y suspensión electrónicas que posibilitan las ruedas inteligentes, se opondría a este tipo de irregularidades contrarrestando automáticamente el efecto del obstáculo, sin que el conductor se dé cuenta: el coche podrá ir más rápido pero será más seguro.
La compañía PML Flightlink diseña motores electrónicos y su prototipo de vehículo electrónico (EV) ha sido ya mostrado en ferias internacionales del motor. Fabricado a partir de un Mini, cada una de sus ruedas inteligentes posee un “hub motor” (motor en el centro de la rueda) electrónico con una potencia efectiva de 160 caballos de vapor.
Esta potencia, combinada con 640 caballos de vapor de potencia del vehículo, permite pasar de 0 a 96,5 kilómetros por hora en 4,5 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 240 kilómetros por hora.
Un pequeño motor de gasolina de 250 centímetros cúbicos carga la batería del coche cunado es conducido. De esta forma, el vehículo puede recorrer más de 1.400 kilómetros sin repostar, mientras que sólo con el motor eléctrico aguanta 320 kilómetros.
La inteligencia artificial no es un sector únicamente reservado a los coches: también se aplica en otras áreas, como en el control de sistemas, planificación automática, reconocimiento de escritura y habla e, incluso, en economía, medicina o videojuegos.
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