La desertificación amenaza a buena parte de las tierras fértiles del planeta. En un 2007 marcado por los informes de Naciones Unidas, este terrible fenómeno se ve más que nunca como consecuencia del cambio climático.
120.000 hectáreas de tierra fértil se convierten año a año en desierto. Así lo afirma la Secretaría de Naciones Unidas para la Convención Internacional contra la Desertificación. Con motivo del día internacional dedicado a recordar que hay que combatir el fenómeno a todos los niveles el tema está sobre el mantel, más que nunca.
A estas alturas de la discusión acerca del cambio climático, sus orígenes y efectos, nadie negaría que la pobreza es a la vez causa y consecuencia de la desertificación. A menudo los pueblos se ven obligados a abusar de los recursos de su propia tierra cavando con ello su propia tumba. Y aportando a la de los demás.
1200 millones de personas de 100 países se encuentran amenazados en este preciso momento por las consecuencias inmediatas de la desertificación. África, hasta el año 2025, podría haber perdido casi dos terceras partes de su tierra fértil.
En 1994 se firmó la Convención Internacional contra la Desertificación; dos años más tarde entró en vigencia. 11 años más tarde, 191 países la han ratificado. Pero, ¿se ha avanzado en algo? Quizá. El tema del cambio climático está a la orden del día, los informes de Naciones Unidas y los nuevos intentos de acuerdos internacionales para la adopción de medidas vinculantes a implantarse después del Protocolo de Kyoto tienen a la desertificación en la lista de las consecuencias del cambio climático. Éste, dicen los expertos, podría ser evitado.
La Convención de Naciones Unidas contra la Desertificación obliga a los países afectados -la mayoría en desarrollo- a implementar medidas en contra de la degradación del suelo. Los países industrializados se obligan, por su parte, a aportar los fondos necesarios para los programas que esta secretaría implemente.
Éste es, según los expertos, el término entretanto casi mágico tras el cual se encuentra la clave del combate concreto contra la desertificación.
Son las zonas con un clima relativamente seco, en donde se sobre explotan los recursos naturales de suelo, vegetación y agua, las que más amenazadas están. El 49% de la población africana habita en esas zonas; el 39% de la asiática y el 30% de la sudamericana viven en zonas desertificadas.
La edición 2007 del Día Internacional del Combate contra la Desertificación ha pasado casi desapercibida. Mientras que en 2006 fue celebrado con bombos y platillos, este año el fenómeno es sólo una lucecita en el gran panel del cambio climático global.
Abusamos de la atmósfera, y eso ha traído como consecuencia el cambio climático. Lo mismo pasa con el consumo de agua y la desertificación. Desertificación en África, Asia o América Latina; calentamiento global, cambio climático.... el problema es de todos.
Rodolfo Coricelli.A estas alturas de la discusión acerca del cambio climático, sus orígenes y efectos, nadie negaría que la pobreza es a la vez causa y consecuencia de la desertificación. A menudo los pueblos se ven obligados a abusar de los recursos de su propia tierra cavando con ello su propia tumba. Y aportando a la de los demás.
1200 millones de personas de 100 países se encuentran amenazados en este preciso momento por las consecuencias inmediatas de la desertificación. África, hasta el año 2025, podría haber perdido casi dos terceras partes de su tierra fértil.
En 1994 se firmó la Convención Internacional contra la Desertificación; dos años más tarde entró en vigencia. 11 años más tarde, 191 países la han ratificado. Pero, ¿se ha avanzado en algo? Quizá. El tema del cambio climático está a la orden del día, los informes de Naciones Unidas y los nuevos intentos de acuerdos internacionales para la adopción de medidas vinculantes a implantarse después del Protocolo de Kyoto tienen a la desertificación en la lista de las consecuencias del cambio climático. Éste, dicen los expertos, podría ser evitado.
La Convención de Naciones Unidas contra la Desertificación obliga a los países afectados -la mayoría en desarrollo- a implementar medidas en contra de la degradación del suelo. Los países industrializados se obligan, por su parte, a aportar los fondos necesarios para los programas que esta secretaría implemente.
Éste es, según los expertos, el término entretanto casi mágico tras el cual se encuentra la clave del combate concreto contra la desertificación.
Son las zonas con un clima relativamente seco, en donde se sobre explotan los recursos naturales de suelo, vegetación y agua, las que más amenazadas están. El 49% de la población africana habita en esas zonas; el 39% de la asiática y el 30% de la sudamericana viven en zonas desertificadas.
La edición 2007 del Día Internacional del Combate contra la Desertificación ha pasado casi desapercibida. Mientras que en 2006 fue celebrado con bombos y platillos, este año el fenómeno es sólo una lucecita en el gran panel del cambio climático global.
Abusamos de la atmósfera, y eso ha traído como consecuencia el cambio climático. Lo mismo pasa con el consumo de agua y la desertificación. Desertificación en África, Asia o América Latina; calentamiento global, cambio climático.... el problema es de todos.
Fuente. Mirra Banchón
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