La contaminación del aire en China, consecuencia de la quema de combustibles fósiles, priva de lluvia y nieve a las colinas y montañas circundantes. Tal es el hallazgo de un nuevo estudio publicado este mes en la revista Science, a cargo de Daniel Rosenfeld, profesor de ciencias atmosféricas en el Instituto de Ciencias de la Tierra, de Jerusalén.
Con el fin de investigar los efectos de la contaminación en regiones de gran altitud, Rosenfeld y sus colegas combinaron registros de visibilidad, precipitación y minúsculas partículas de polución en el aire (llamadas aerosoles) en el monte Hua, cerca de Xian, en la región central de China. Los resultados demuestran que los aerosoles impiden que las nubes liberen su humedad en las regiones montañosas.
El equipo informó que los hallazgos explican la disminución de precipitación, de entre 10 y 25%, que se observa en altitudes superiores y con el viento a favor de las ciudades, en comparación con la precipitación en áreas de tierras bajas.
Los aerosoles compiten por captar la limitada humedad de las nubes, lo que reduce el tamaño de las gotas de agua, explicó Rosenfeld. A su vez, las gotas más pequeñas tardan más en combinarse para formar gotas de lluvia. Esto da origen a nubes de corta duración. No hay suficiente tiempo para que la lluvia caiga antes de que llegue al lado de las colinas que está a favor del viento.
Desde hace tiempo, la comunidad científica sospechaba que existía una relación entre la contaminación y la escasa precipitación en muchas partes del mundo. Pero se carecía de pruebas contundentes hasta que Rosenfeld halló el filón científico en China: registros de visibilidad que se remontan a 50 años atrás.
Con base en esa información local, el equipo pudo establecer una relación directa entre los aerosoles y la precipitación, que no se había contemplado en las observaciones realizadas en otras partes del mundo. ‘‘Es una noticia importante’’, afirmó William Woodley, quien ha estado realizando una investigación para la Comisión de Energía de California, en la que ha documentado el mismo efecto en la Sierra Nevada, por el lado en que el viento sopla a favor de San Francisco, California. ‘‘El nuevo estudio corrobora y sustenta lo que hemos venido haciendo en California.
Aunque algunos gobiernos han adoptado medidas para limitar las llamadas emisiones de partículas grandes, las investigaciones de Rosenfeld, Woodley y otros científicos demuestran que incluso las partículas más pequeñas, como los aerosoles, pueden afectar el clima tanto local como mundial.
A principios de mes, un estudio independiente vinculó la contaminación en Asia con una mayor intensidad de las tormentas en el Pacífico, y más importante aún, con los cambios en la circulación del aire y el calor en el planeta, los cuales podrían tener relación con el calentamiento de las regiones polares.
Rosenfeld señala que todos los nuevos estudios son reflejo de una creciente conciencia de los efectos de la actividad humana en el clima mundial. Ponen en claro que el problema va más allá de los cambios de temperatura y los incrementos en el nivel del mar. Si persistimos en contaminar el aire y las nubes, es probable que modifiquemos nuestros patrones climáticos y nuestros recursos hídricos.’’
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